La fuente de este texto está en inglés. Es interesante ver la mirada que se tiene sobre el fenómeno Milei y porqué es atractivo, pero también es necesario repasar los puntos flojos que pueden hacer fracasar su intento, empresa que muchos argentinos nos hemos puesto a destacar:
¿Por qué atrae tanta atención? ¿Un profesor de economía argentino que se gana la vida como consultor, casi sin partido, sin dinero y con un pequeño equipo de confidentes, con un mensaje que iba en contra de ocho décadas de ideología y control económico intervencionista, ganando la presidencia? .
Es como si alguien comenzara a desafiar las leyes de la gravedad en la televisión en vivo y en las redes sociales. ¿Es posible? Milei aparentemente ha realizado un truco de magia política.
Si Milei cumple sus promesas de cerrar el Banco Central (haciendo que la “casta”, las burocracias arraigadas y los intereses que viven de él, paguen la mayor parte del costo de las reformas), liberalizar la economía y ponerse del lado de Occidente sin pedir disculpas de seguridad nacional, podría crear un efecto dominó en los establecimientos político-económicos de todo el mundo. No es de extrañar que lo estén estudiando.
Nos acercamos a los cinco meses con Javier Milei en el cargo. Dados los inmensos desafíos económicos que heredó, la mayoría de los partidarios de las ideas y objetivos de Milei se centran en su batalla contra la inflación y el gasto público. La economía es esencial, pero Argentina enfrenta desafíos importantes con su débil estado de derecho y enemigos externos que quieren descarrilar el alineamiento de Milei con las potencias occidentales. Chile, vecino de Argentina y, hasta hace poco, país modelo de reformas económicas positivas, no cambió de rumbo hacia el intervencionismo gubernamental debido a factores económicos.
El análisis de este período único en la historia argentina, que puede tener profundos efectos en las Américas, debe incluir esfuerzos serios para monitorear las decisiones gubernamentales de Milei en materia de defensa, inteligencia e instituciones judiciales. Van más allá de las políticas sociales y económicas, pero pueden desempeñar un papel decisivo en su éxito.
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