Mostrando las entradas con la etiqueta equivocarse. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta equivocarse. Mostrar todas las entradas

28 mar 2022

La flexibilidad de pensamiento es un derecho.

Una vez hablábamos de las etiquetas que la gente te pone en el transcurso de tu vida y la dificultad que significa salirse de ellas. Una joven me contaba, que ella había tenido la mayor carga de su casa: ser la que hacía siempre todo bien. El hermano era el que hacía todas las tropelías pero ella, que era la buena, no podía equivocarse. Y me decía: no sabés lo pesado que es!!!. Mirá vos, hasta las buenas expectativas te condenan a no ser uno mismo.
A veces te dicen: vos sos el fuerte!!. Otras: sos el sano. O sos el que puede. Sos el mayor. Todo lo que digan te puede impedir ser lo que eres .
Pero Maturana lleva la cosa a otro plano y va más allá:


Proponía hacerlos agregar a la Declaración de Derechos Humanos de la ONU, integrando tres nuevos conceptos o garantías, como las denominaba.

Así, el primero de ellos es “el derecho a equivocarse“, el que planteaba como “fundamental”, ya que aseguraba que “si uno no tiene derecho a equivocarse, no tiene cómo corregir los errores porque no tiene cómo verlos”. Y equivocarse a veces es solamente salir de las etiquetas que tienen un mandato a que seas de una manera determinada, sino estás equivocado y no tenés derecho a eso.

El segundo se refiere al “derecho a cambiar de opinión“, el que está muy ligado al primero. Maturana planteaba que era necesario permitirse cambiar la forma de pensar, de opinar sobre ciertos temas, ya que “para moverme en un espacio de respeto al otro, necesito no ser dueño de la verdad, y para no ser dueño de la verdad necesito poder cambiar de perspectiva, es decir, necesito poder cambiar de opinión”. Y agrego, las etiquetas no te lo permitirían nunca. Tu conducta con la etiqueta tiene que responder a ella y no te permitiría cambiarla o no sería bien vista. A veces es una etiqueta propia, personal, que no tiene que ver con el afuera, y el mandato es interno. Si no me mantengo en la postura, me desestructuro. De ahí los fanatismos a los que están aferrados muchos.

El tercer derecho planteado por el científico es “el derecho a irse de donde uno está“, pues aseguraba que “la convivencia no tiene que ser una cárcel“. Acá sería como el de cambiar de opinión, pero en realidad con quién elegiste estar. Este, aunque es un derecho  siempre digo que si lo tomás, dejés las cosas resueltas, sino las llevarás de por vida en la mochila.

Interesantes las posturas, para pensar.

20 may 2018

Equivocarse es no hacer.



EQUIVOCARSE (Rabindranath Tagore)

No se equivoca el río cuando, al encontrar una montaña en su camino, retrocede para seguir avanzando hacia el mar...
 Se equivoca el agua que, por temor a equivocarse, se estanca y se pudre en la laguna....
No se equivoca la semilla cuando muere en el surco para hacerse planta;
se equivoca la que, por no morir bajo la tierra, renuncia a la vida.
No se equivoca el pájaro que ensayando el primer vuelo cae al suelo; 
se equivoca aquél que por temor a caerse renuncia a volar por la seguridad del nido.

No se equivoca el hombre que ensaya distintos caminos para alcanzar sus metas;
 se equivoca aquél que por temor a equivocarse nunca acciona.

Pienso que se equivocan aquellos que no aceptan que ser hombre es buscarse a sí mismo cada día, sin encontrarse nunca plenamente.
Creo que al final del camino no te premiarán por lo que encuentres,
sino por aquello que hayas buscado honestamente.

El error más grande lo cometes cuando, por temor a equivocarte,
te equivocas dejando de arriesgar en el viaje hacia tus objetivos. "


(Rabindranath Tagore)



11 dic 2014

La libertad y el derecho a equivocarse.

Es tan sutil la diferencia como a que en un caso no hay ninguna intención de actuar equivocadamente, se produce el error por hacerlo por primera vez, por estar presuponiendo mal o estar mal informado. Pero no es lo mismo que actuar equivocadamente sabiendo que no es un error, sino una mala intención. Y eso es lo que se instaló culturalmente. Y no sólo en nuestro país. Uno ve comentarios o humor gráfico de diferentes países y se encuentra que es algo bastante generalizado. La libertad que se tiene que lograr es la interior. La otra no sólo hace mal a los demás, sino también, seguramente, a uno mismo.

21 ene 2011

Qué trabajo, no?



Una sonrisa. Un trabajo difícil. Miren bien, no sea que les pase a Uds.
Qué lo disfruten!!.

24 ago 2010

Nunca estará errado quien va detrás de su sueño



Cuentan hombres dignos de fe que hubo en El Cairo un hombre poseedor de riquezas, pero tan magnánimo y liberal que todas las perdió menos la casa de su padre, y que se vio forzado a trabajar para ganarse el pan.
Trabajó tanto que el sueño lo rindió una noche debajo de una higuera de su jardín y vio en el sueño un hombre empapado que se sacó de la boca una moneda de oro y le dijo: "Tu fortuna está en Persia, en Isfaján; vete a buscarla".
A la madrugada siguiente se despertó y emprendió el largo viaje y afrontó los peligros del desierto, de las naves, de los piratas, de los idólatras, de los ríos, de las fieras y de los hombres.
Llegó al fin a Isfaján, pero en el recinto de esa ciudad lo sorprendió la noche y se tendió a dormir en el patio de una mezquita. Había, junto a la mezquita, una casa y por decreto de Alá Todopoderoso, una pandilla de ladrones atravesó la mezquita y se metió en la casa, y las personas que dormían se despertaron con el estruendo de los ladrones y pidieron socorro. Los vecinos también gritaron, hasta que el capitán de los serenos de aquel distrito acudió con sus hombres y los bandoleros huyeron por la azotea.
El capitán hizo registrar la mezquita y en ella dieron con el hombre de El Cairo y le menudearon tales azotes con varas de bambú que estuvo cerca de la muerte.
A los dos días recobró el sentido en la cárcel. El capitán lo mandó buscar y le dijo: "¿Quién eres y cuál es tu patria?" El otro declaró: "Soy de la ciudad famosa de El Cairo y mi nombre es Mohamed El Magrebí". El Capitán le preguntó: "¿Qué te trajo a Persia?" El otro optó por la verdad y le dijo: "Un hombre me ordenó en un sueño que viniera a Isfaján, porque ahí estaba mi fortuna. Ya estoy en Isfaján y veo que esa fortuna que prometió deben ser los azotes que tan generosamente me diste".
Ante semejantes palabras, el capitán se rió hasta descubrir las muelas del juicio y acabó por decirle: "Hombre desatinado y crédulo, tres veces he soñado con una casa en la ciudad de El Cairo, en cuyo fondo hay un jardín, y en el jardín un reloj de sol y después del reloj de sol una higuera y luego de la higuera una fuente, y bajo la fuente un tesoro. No he dado el menor crédito a esa mentira. Tú, sin embargo, engendro de mula con un demonio, has ido errando de ciudad en ciudad, bajo la sola fe de tu sueño. Que no te vuelva a ver en Isfaján. Toma estas monedas y vete."
El hombre las tomó y regresó a su patria. Debajo de la fuente de su jardín (que era la del sueño del capitán) desenterró el tesoro. Así Alá le dio bendición y lo recompensó.
Le debo el autor....
Interesante cuento que nos muestra dos actitudes: el que va detrás de sus sueños y el que renuncia a ellos. Los sueños no tienen un camino fácil ni directo pero el andar, la utopía, nos lleva a su realización...