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12 ago 2019

A veces interviene el azar.


 Si tuviéramos esta visión de la vida de Vinicius de Moraes no nos haríamos problemas:
Vivir cada segundo como si fuera el último.

Se acuerdan de las langostas de la Batalla de Tucumán? . Pocos lo sabían  y cuando se lo contaba pocos me creían. Hasta yo misma tuve que seguir investigando para saber si había sido cierto. Y fueron ciertas. Era un batalla imposible de ganar. Hasta Belgrano dijo perdimos!!!


María Esther de Miguel en "Las batallas secretas de Belgrano" (Seix Barral) cuenta:
Qué raciocinio podía percatarse de que en un ala triunfaban los godos y en otra, los patriotas arrasaban (...) perplejos en medio de un campo de muertos, deambulaban sin saber qué camino tomar, mientras el humo que propician las batallas se esparcía por el espacio, y para colmo de males aparecía una nutrida nube de langostas que pronto cubrió el aire de azarosa pátina?. (...) Confundido por tantísima confusión Manuel comenzaba el retroceso cuando un paisano lo atajó:
-Ñorcito Belgrano, no se vaya que ha ganado la batalla.(pág. 194)

El azar fueron las langostas. Dicen que un juego sin azar aburre. El resultado de hoy pone a los jugadores del poder en la cancha, veremos cómo realmente son.
Nosotros esperemos como si fuera nuestro último segundo de nuestra vida. Es la cosa más divina del mundo!!!.


30 ene 2016

La temible manga de langostas.

El 21 de enero del 2012 publicaba en Historia real de Rosario ver algo que estábamos padeciendo y que suponíamos no había pasado antes. Investigando encontré que en 1900 había sucedido la llamada "semana de fuego" en Rosario, con temperaturas máximas que treparon hasta los 40°5.
Y también contábamos (según datos aportados por Ielpi) que por si fuera poco, ese comienzo de siglo estuvo acompañado por las temibles mangas de langostas que aparecieron de improviso y ensombrecieron el cielo. Era un azote para cuanto árbol, arbusto o plata cruzaran su camino. Con calor y sin sombra. Se imaginan. 

Hoy la historia se repite, semanas de fuego y el peor ataque de langostas de los últimos 50 años. Así fue catalogada la plaga que afecta a las provincias de Santiago del Estero, Tucumán, Salta, Catamarca, San Luis y Córdoba por la Confederación Rural Argentina (CRA) que advirtió que se encuentra en "estado de alerta" y que la "situación es insostenible".
Los productores no recuerdan haber sufrido nunca algo así.
Siempre cuando sufrimos algo nos parece que es lo peor que nos puede pasar y que nunca nos pasó antes.
A veces la historia  sirve para relativizar las cosas y es la historia la que nos saca del dramatismo, ya que el mundo, después de ese día de febrero de 1900, siguió andando y nada es peor que antes sino cíclico como la vida misma. El mismo amor, la misma lluvia.
Recuerden que fue la manga de langostas la que en 1812 nos ayudó contra los realistas.
Lo que en un momento nos puede parecer lo peor en otro nos salva. Este cartel está en Tucumán y dice: Al promediar el combate, una enorme y providencial bandada (era más que una manga) de langostas confundió aún más a las tropas realista, ya asombradas por el coraje y la determinación de nuestro ejército.
A veces, como dice la sabiduría popular, no hay mal que por bien no venga. Hoy lo puedo asegurar.

20 jun 2015

20 de junio: mi homenaje al Belgrano rebelde.

Conocer a Belgrano es simpatizar con él. Para muchos quizás Belgrano es sólo es creador de la Bandera porque es lo que mayormente nos enseñaron de él. Algunos sabrán más sobre el Éxodo Jujeño, una estrategia que puede quedar en los Anales de la historia de nuestro país por lo osado y ejemplar por dejar sin víveres ni refugio a quienes querían seguir con el dominio de nuestro territorio.
Pero lo que me resultó más atractivo de su historia fue que al mando del Ejército del Norte le indicaron retirar las tropas derrotadas y, sin embargo, al encontrarse con el apoyo de los tucumanos, se enfrenta con Pío Tristán al frente de un ejército superior, profesional y bien pertrechado.
Escribe Belgrano a Buenos Aires:
 "Son muy apuradas las circunstancias, y no hallo otro medio que exponerme auna nueva acción: los enemigos vienen siguiéndonos. El trabajo es muy grande; si me retiro y me cargan, todo se pierde, y con ella nuestro total crédito. La gente de esta jurisdicción se ha decidido a sacrificarse con nosotros, si se trata de defenderla y de no, no nos seguirán y lo abandonarán todo, pienso aprovecharme de su espíritu público y energía para contener al enemigo, si me es dable, o para ganar tiempo a fin de que se salve cuanto pertenece al Estado. Cualquiera de los dos objetivos que consiga es un triunfo y no hay otro arbitrio que esperarse. Acaso la suerte de la guerra nos sea favorable, animados como estan los soldados y deseosos de distinguirse en una nueva acción. Es de necesidad aprovechar tan nobles sentimientos, que son obra del cielo, que tal vez empieza a protegernos para humillar la soberbia con que vienen los enemigos, con la esperanza de hacer tremolar sus banderas en esa capital. Nada dejaré por hacer. Nuestra situación es terrible, y veo que la Patria exige de nosotros el último sacrificio para contener los desastres que la amenazan."
Como dice Mitre “Aunque el triunfo de Tucumán fue el resultado de un cúmulo de circunstancias imprevistas", cabe a Belgrano "la gloria de haber ganado una batalla contra toda probabilidad".
 Y estaban las langostas, se acuerdan?. Me costó creerlo, busqué constatar que no fuera una leyenda. Hasta hoy acompaño mi comentario con la foto de un cuadro que se encuentra en Tucumán donde recuerdan ese momento:
"Al promediar el combate una enorme y providencial bandada de langostas confundió aún más a las tropas realistas ya asombrada por el coraje y la determinación de nuestro ejército".
No fue sólo el creador de la Bandera, fue un estratega que acompañó en sus decisiones a los que estaban dispuestos a defender lo que podían perder si se entregaban. Y cuando se pone todo el empeño hasta la naturaleza acompaña.

22 may 2011

Y capaz que se produce otro milagro...


Entramos en tiempo de descuento. No nos desanimemos, pensemos en Belgrano. Se acuerdan esa parte de la historia que les conté sobre la Batalla de Tucumán?
http://utopiasargentinas.blogspot.com/2010/09/capaz-que-nos-salvan-las-langostas.html
Él le ofreció el sable a la Virgen de la Merced. Será cuestión de que hagamos alguna promesa, atemos pilato, prendamos velas a todos los santos, principalmente a San Expedito y a Santa Rita (abogada de lo imposible), si es a ambos mejor, y capaz que nos salvamos, quién les dice?.
Votemos a conciencia y cerremos los ojos, a lo mejor al abrilos se ha producido el milagro.
Buena suerte hermanos santafesinos. Voten a conciencia. El país nos mira.

4 ene 2011

A los argentinos no nos cayó la ficha.

El 22 de setiembre del 2010 escribí sobre la posibilidad de que nos salvaran las langostas igual que a Belgrano y conté un hecho real parecido a un milagro:
Una situación totalmente desigual: Belgrano con soldados que habían sido derrotados en una batalla anterior, sin ánimo, armados sólo con lanzas, sin entrenamiento, frente a un ejército con legiones profesionales, que sabían mucho más de la guerra
cuando sucedió la providencial aparición, en plena batalla, de una enorme manga de langostas, que se abatieron sobre los pajonales confundió a los soldados realistas y oscureció la visión, acabando de descomponer el frente.
“Miles y miles de langostas les pegaban de frente a los españoles... Los paisanos más o menos sabían de qué se trataba, pero los extranjeros no entendían muy bien qué estaba ocurriendo…. Parecía una granizada de disparos en medio de una polvareda enceguecedora. Un apocalipsis de insectos, viento y agua misteriosa, porque también empezó a llover. Nuestros enemigos creían que éramos muchos más que ellos y que teníamos el apoyo de Belcebú. Muchos corrían de espanto hacia los bosques.”
La base del idealismo: el imprevisto.
Capaz que nos salvan las langostas…, dije,por qué no?. Y sucedió el milagro. Como si David estuviera luchando con Goliat y Goliat se muriera de un infarto. La consternación no lo hubiera dejado reaccionar y así nos pasa a los argentinos. Algo que no se puede festejar pero sí que permite recuperar fuerzas. Todavia no nos cayó la ficha.

22 sept 2010

Capaz que nos salvan las langostas...


Un hecho real:
La Batalla de Tucumán fue un enfrentamiento armado librado entre el 24 y 25 de septiembre de 1812 en las inmediaciones de la ciudad de San Miguel de Tucumán, en el curso de la Guerra de la Independencia Argentina contra las tropas realistas.

Las órdenes del Primer Triunvirato habían puesto a Manuel Belgrano al frente del Ejército del Norte el 27 de febrero de 1812; que instala su cuartel general en San Salvador de Jujuy. Desde allí Belgrano intentaba reanimar la moral de la tropa derrotada en Huaqui. Fue con ese ánimo que, el 25 de mayo enarboló en San Salvador de Jujuy la bandera que había creado meses atrás. Pronto notó que no estaba en condiciones de defender adecuadamente la plaza, y el 23 de agosto ordenó la retirada masiva de toda la población hacia el interior del territorio tucumano, en el llamado Éxodo Jujeño. Más de 200 kms. por caminos de tierra, con niños en brazos y bultos sobre las cabezas.

Al llegar a Tucumán el 13 de septiembre, Belgrano encontró a Balcarce con 400 hombres — sin uniformes y armados sólo con lanzas, pero bien organizados — y a la ciudad dispuesta a ofrecerle apoyo.
“Voy a decirle la verdad: cuando Belgrano se hizo cargo éramos un grupo de hombres desmoralizados, mal armados y mal entretenidos. Y al llegar a Tucumán no crea que habíamos mejorado mucho, aunque marchábamos con la moral en alto. Ahí lo tiene a ese doctorcito de voz aflautada: nos acostumbró a la disciplina y al rigor, y nos insufló ánimo, confianza y dignidad. Aunque en las filas no nos chupábamos el dedo, señor. Pío Tristán (al frente del ejército realista) nos perseguía con legiones profesionales, sabía mucho más de la guerra y caería sobre nosotros de un momento a otro.” (1)
Y llegó el milagro: la providencial aparición, en plena batalla, de una enorme manga de langostas, que se abatieron sobre los pajonales confundió a los soldados realistas y oscureció la visión, acabando de descomponer el frente.
“Vea usted: en medio de la reyerta se arma un ventarrón violento que sacude los árboles y levanta una nube de polvo. Y no me lo va a creer pero antes de que llegara el viento denso vino una manga de langostas. De pronto se oscureció el cielo, señor. Miles y miles de langostas les pegaban de frente a los españoles... Los paisanos más o menos sabían de qué se trataba, pero los extranjeros no entendían muy bien qué estaba ocurriendo…. Parecía una granizada de disparos en medio de una polvareda enceguecedora. Le juro que no le miento. Un apocalipsis de insectos, viento y agua misteriosa, porque también empezó a llover. Nuestros enemigos creían que éramos muchos más que ellos y que teníamos el apoyo de Belcebú. Muchos corrían de espanto hacia los bosques.”


“Aunque el triunfo de Tucumán -escribe Mitre- fue el resultado de
un cúmulo de circunstancias imprevistas", cabe a Belgrano 
"la gloria de haber ganado una batalla contra toda probabilidad ".

(1) Jorge Fernández Díaz Fuente

La base del idealismo: el imprevisto. El pensar que cuando se defiende la libertad puede suceder aquello que nos permita lograrlo suele ser la utopía. A Belgrano lo mandaron a retirar las tropas derrotadas y él hizo algo distinto, luchó.
“La única condición necesaria y suficiente para que el mal triunfe sobre el bien, es que el hombre de bien no haga nada".
Capaz que nos salvan las langostas…por qué no?. Si luchamos…

Lo bueno de este blog es que aunque pasen los años lo puedo actualizar o agregar datos: Acá la batalla contada en Infobae el 26.9.15 . También están las langostas.
Recordadas en un bar en la ciudad de Tucumán:
  
Más elementos:
María Esther de Miguel en "Las batallas secretas de Belgrano" (Seix Barral) cuenta:
Qué raciocinio podía percatarse de que en un ala triunfaban los godos y en otra, los patriotas arrasaban (...) perplejos  en medio de un campo de muertos, deambulaban sin saber qué camino tomar, mientras el humo que propician las batallas se esparcía por el espacio, y para colmo de males aparecía una nutrida nube de langostas que pronto cubrió el aire de azarosa pátina?. (...) Confundido por tantísima confusión Manuel comenzaba el retroceso cuando un paisano lo atajó:
-Ñorcito Belgrano, no se vaya que ha ganado la batalla.(pág. 194)