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4 sept 2017

La primera víctima será la verdad.

Si se toma a una contienda electoral como una guerra, se exacerban los odios (hoy lo demostró Lanata) y el razonamiento objetivo se desvía con facilidad. La parcialidad desata pasiones sin igual, los "combatientes" (militantes) están dispuestos a todo. Cada bando argumentará con la vehemencia con que desea vencer o escapar de la derrota. 
Hiram Johnson nos legó una gran sentencia: "cuando llega la guerra, la primera víctima es la verdad".
Me parece percibir una guerra desigual: un bando quiere la guerra y la mayoría de la gente NO.
Recurrí  al libro que me explica muchas cosas: "Las guerras que nos esperan" (ya citado en otra oportunidad) porque lo del tema Maldonado, por la virulencia del reclamo, por sus faltas de pruebas, me parece más un rumor que una verdad y en situación de una guerra declarada. Me da la impresión que estamos discutiendo sobre el sexo de los ángeles. No se puede comprobar nada. Hasta si existió el hecho.
Y cito al autor: " El rumor es el medio de comunicación más antiguo y universal. Puede definirse  como "información no verificada obtenida de fuentes indirectas". El rumor deliberado busca intoxicar al adversario. El objetivo es sembrar la confusión.  Agrego:Y en este caso desacreditar a Patricia Bullrich.
El antídoto para los rumores debe ser dosificado, pues se corre el riesgo de desechar informaciones veraces, dice el autor.
Para mí, todavía es un rumor y el Juez y la Fiscal que están en la causa no aportan nada porque no hay nada cierto.
Y recuerden: LA OPINION SIN FUNDAMENTO ES RUMOR.
Si quieren pruebas vean a Solá en el programa de Mirtha. Para el infarto. Solamente opina.
Si quieren saber cómo se preparan vean este video de Jujuy y entiendan lo que pasa, observen las banderas  y su forma de organización. Esta no es una opinión sin fundamento:

Así se preparaba Milagro Salas

29 dic 2011

Incertidumbre en el campo de batalla

Niebla” es el término de la jerga militar para describir la incertidumbre en el campo de batalla.
La confusión puede ser provocada, esto es, producida en forma deliberada. Pero en todo conflicto un grueso velo obstruye la visión. Los antecedentes considerados dañinos se censuran. La parcialidad brota de modo natural. Cunden los rumores. Las versiones fantasiosas alzan vuelo y la verificación es imposible.
Los medios de comunicación se consideran parte del campo de batalla.
El enemigo es denigrado y sus informaciones, aunque ciertas, serán desmentidas o ironizadas.
Éste es el ambiente adverso a la verdad en que transcurren los momentos críticos de las guerras. No es extraño, entonces, que a veces nos sintamos confusos y descreídos viviendo, como estamos, en la confrontación permanente (pensamiento de guerra como ya hablamos) con un poder que no reside en las instituciones republicanas sino en la persona del “soberano”.
Imagínense que antes de desembarcar en Normandía para engañar al mando alemán crearon tanques y piezas de artillería inflables. y en el área de concentración de ese ejército fantasma se generó un enorme tráfico radial con órdenes que iban y venían. Hasta dejaban sobrevolar a los alemanes para que observaran la concentración. Te dejan ver lo que no es cierto.
"Toda guerra es un engaño" decía Sun Tzu. No se sienta mal cuando no cree lo que le dicen, no está paranoico, está sano.

20 may 2010

La guerra por las mentes, destruyen, NO construyen



El núcleo de la filosofía de Sun Tzu sobre la guerra (un general chino que vivió alrededor del siglo V a.c) descansa en estos dos principios:
Todo el Arte de la Guerra se basa en el engaño.
El supremo Arte de la Guerra es someter al enemigo sin luchar.


Años ejercitándose en el posicionamiento en la guerra por un lugar en la mente del consumidor.El marketing abocado a estudiar el comportamiento del consumidor para poder posicionarse en su mente hasta basándose en engaños como la publicidad engañosa, por ejemplo, de los bancos.
La confusión en el espíritu de los ciudadanos, puede ser provocada, esto es, producida en forma deliberada.La vieja maquinaria de propaganda ha evolucionado para convertirse en el refinado arte de la guerra psicológica.
Los medios de comunicación son considerados parte del campo de batalla.
Con un espíritu bélico (como el que estamos viviendo), en una atmósfera de odios exacerbados, el razonamiento objetivo se desvía con facilidad. Cada bando argumentará con la vehemencia con que desea vencer o escapar a la derrota.
El concepto de mentira-propaganda fue elevado a la categoría de frente de batalla una vez instalada la dictadura nazi en 1933. La misión de radioemisoras, noticieros y periódicos era doble: la primera pasiva, apuntaba a elevar la moral y proporcionar esparcimiento a las fuerzas propias (llamémosle fútbol); la segunda, activa, pretendía desmoralizar y desorientar al enemigo.
Hay un chiste que grafica cómo se puede incidir en nuestras mentes por los medios y peor cuando están en manos del gobierno: Stalin invita a Alejandro el Grande y a Napoleón a un gran desfile militar. Alejandro contempla atónico las poderosas armas, mientras Napoleón lee el periódico oficial Pravda. Concluido el desfile, Stalin les pregunta que pensaban de semejante despliegue bélico. Alejandro el grande le respondió que con esas armas jamás habría perdido una batalla. Napoleón, por su parte replicó que con un diario como Pravda nadie se habría enterado jamás de su derrota en Waterloo.
"Ganar la guerra es también controlar las imágenes y las palabras”, decía el periódico francés Le Monde, es decir, controlar nuestras mentes.
Vemos la desesperación de muchos comunicadores, en lograr mediante diferentes argucias, argumentos falsos presentados envueltos en aparentes críticas al gobierno, programas de televisión con visión parcializada mostrando una sola cara de la moneda , la no participación de políticos de la oposición en programas de medios estatales, el no debate de ideas en forma abierta, el no dar conferencias de prensa para contestar las preguntas que la ciudadanía pueda tener. El presentar a todos los medios no afines como enemigos.
Nos gustaría una política que contemple al otro como un integrante de un equipo no un enemigo a combatir.
Fuente: Raúl Sohr "Las guerras que nos esperan", capítulo "La guerra por las mentes"