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26 nov 2019

Los reos con guita...no molestan.



Si uno analiza las corrientes que imperan consciente o inconscientemente en el espíritu argentino verá que lo que mayoritariamente sobresale, lo que culturalmente predomina, es una oposición a la riqueza.
                       
                      En efecto, el argentino está en guerra contra la riqueza. La corriente mayoritaria que emerge desde las entrañas más profundas de la cultura nacional consiste en una resistencia impenetrable contra la riqueza, contra la idea de ser rico.
(...)

                      Sin embargo, en un retorcimiento que complica aún más el problema, es un determinado tipo de riqueza y un determinado tipo de rico el que el argentino desdeña y por el que siente un profundo asco. La riqueza que los argentinos repugnan es la que se produce como fruto del éxito lícito. Paralelamente entonces al tipo de “rico” que el argentino odia es al que obtuvo su riqueza por la vía del triunfo en la vida laboral legal.

                      Contrariamente, no se observan condenas firmes contra los que, incluso obscenamente, pavonean la riqueza que hicieron como consecuencia de actividades ilícitas, provengan ellas de la corrupción pública (funcionarios ladrones, sindicalistas mafiosos) o de actividades delictivas “privadas” como los narcotraficantes o los delincuentes comunes.

                       El prototipo del argentino que es resistido socialmente (“resistido” viene de “resentimiento”) es aquel que tuvo éxito material en la vida por la vía del trabajo lícito.
Por lo tanto, a ese personaje hay que bajarlo de donde está y, por supuesto, no es un modelo a imitar o a emular sino un arquetipo al que envidiar, maldecir y destruir.

                        Obviamente la persecución y eventual destrucción de los que generan riqueza hace que no se genere riqueza (es una perogrullada, pero en la Argentina parecería necesario aclararlo) y al no generarse riqueza, se obtiene pobreza. Ni qué hablar del que puede tener un ahorro, palabra maléfica.

                     Parecería que, siguiendo un silogismo normal, los argentinos deberían estar felices porque finalmente consiguieron lo que buscaban: derrotar la riqueza, destruir al rico y materializar la pobreza . Pero no. Cuando llegan a lo que debería ser su éxtasis, estallan en queja y buscan a más ricos a quienes ir a robarles lo que les queda por la vía de entronizar gobiernos que expolian con impuestos confiscatorios la riqueza lícita generada por otros.
Parecería que lo que los argentinos buscan, finalmente, es una pobreza tolerable igualmente distribuida. Es decir una pobreza “hasta ahí”, igual para todos. 

             Pero hay unos “ricos” a los cuales los argentinos no resisten –es decir, no tienen “resentimiento” contra ellos- como los funcionarios corruptos -que dicen que vienen a sacarle a unos lo que ganaron “injustamente” a costa de otros- o los sindicalistas mafiosos o los que “encontraron un curro o un yeite” -el típico “vivo” argentino que “le encontró la vuelta”- u otros personajes del submundo ilegal respecto de los cuales el argentino no muestra un nivel de ofensa ostensible.

                  Como se ve, la profundidad de la enfermedad sociológica del país es de tal dimensión que las dudas sobre su verdadera solución son muy grandes. El nivel de deterioro mental masivo que sufre el país implica un retorcimiento tal de los valores constructivos de la vida pacífica y progresista que uno duda seriamente de que tal extravío tenga vuelta atrás.
Texto atribuído a The Whashington Post

Un análisis muy triste pero con visos de verosimilitud. Las riquezas tolerables, increíblemente tolerables e incluso defendidas como la de los funcionarios corruptos y sindicalistas, las que no se tocan que son las de los delincuentes de la droga, del juego o la prostitución vs. las riquezas de los empresarios que desarrollan sus empresas. El artículo reprocha al Papa que ve a la riqueza como el infierno. Una vez leí que la diferencia entre América Latina y Estados Unidos estaba en la religión en donde una le daba al pobre el reino de los cielos y la calvinista que si nacías para ser rico era lo que tendrías que ser, en la tierra.
 Y nosotros no queriendo producir porque si querés hacer algo vienen a sacártelo. De locos.

12 jun 2013

Hay gente tan pobre, que lo único que tiene es dinero

Me propongo demandar a la revista “Eco”, pues me hizo víctima de una omisión inexplicable. Resulta que publicó la lista de los hombres más ricos de Argentina, y en esta lista no aparezco yo. Aparecen, sí, la Cris, el Lázaro, el Cristóbal, aparecen también los herederos de Sam Walton y Takichiro Mori. Figuran ahí también personalidades como el Amado, el Jaime, y los mexicanos Carlos Slim y Emilio Azcárraga. Sin embargo a mí no me menciona la revista.
Y yo soy rica, inmensamente rica. Y si no, vean ustedes: tengo vida, que recibí no sé por qué, y salud, que conservo no sé cómo. Tengo una familia,  hijos maravillosos de quienes no he recibido sino felicidad; nietos con los cuales ejerzo una nueva y gozosa maternidad.
Tengo hermana que es como mi amiga, y amigas que son como mis hermanas. Tengo gente que me ama con sinceridad a pesar de mis defectos, y a la que yo amo con sinceridad a pesar de mis defectos.
Tengo cuatro lectores a los que cada día les doy gracias porque leen bien lo que yo escribo mal.
Tengo una casa, y en ella muchos libros (se diría que tengo muchos libros, y entre ellos una casa).
Tengo ojos que ven y oídos que oyen; pies que caminan y manos que acarician; cerebro que piensa cosas que a otros se les habían ocurrido ya, pero que a mí no se me habían ocurrido nunca.
Soy dueña de la común herencia de los hombres: alegrías para disfrutarlas y penas para hermanarme a los que sufren.
¿Puede haber mayores riquezas que las mías?
¿Por qué, entonces, no me puso la revista “Eco” en la lista de los hombres más ricos de la Argentina?”
HAY GENTE POBRE, PERO TAN POBRE, QUE LO ÚNICO QUE TIENE ES… DINERO.
http://www.pilarsordo.cl/plrsrd4/columnas/hay-gente-pobre-pero-tan-pobre-que-lo-unico-que-tiene-es-dinero
Pero en serio, qué lástima que dan...Porque el pobre capaz que pueda ser rico por distintas razones del destino, que se destaque en fútbol o con alguna habilidad que lo haga saltar a la fama y el dinero, pero los pobres de espíritu no tienen salida porque no pueden dejar de ser lo que son. Cuántos se ven a diario en la tapa de los diarios y en la tele. A mí me dan lástima, son unos pobres tipos. Lástima también es que le hagan tanto daño al país y a los pobres de verdad, que no tienen nada de nada...