11 jul 2018
Herramientas educativas en los videojuegos.
Siguiendo con el tema de ayer: la educación, Santiago Binikis propone ítems para pensar:
La brecha creciente
entre la experiencia dentro y fuera del aula es una receta para el
colapso: si no empezamos a trabajar en un cambio profundo, el sistema
simplemente dejará de funcionar, será imposible captar la atención
de los chicos. ¿Qué relación habrá entre este fenómeno y los
crecientes problemas de conducta de los que hablan padres y maestros?
Los videojuegos, por
caso, agregan a la multisensorialidad y la inmersividad otros dos
componentes poderosos.
En primer lugar, la mayoría son competitivos.
Sea que juguemos directamente contra otra persona o que comparemos
nuestros puntajes, los videojuegos tienen un ganador, pero a la vez
dan revancha.
Veamos un ejemplo sencillo: un par de años atrás
descubrí que uno de mis hijos sabía MUCHO de geografía. Y por
mucho quiero decir que no sólo sabía las capitales de cada país o
la bandera, incluso era capaz de reconocer a, digamos, Albania fuera
del mapa por su forma. El responsable de tamaña enseñanza no era
una notable profesora de Geografía. No. Era el GeoChallenge, un
juego muy sencillo basado en Facebook, que hacía competir a los
chicos en cuatro áreas. En la primera, el participante tenía que
reconocer a qué país corresponde cada bandera. En la segunda,
identificar un país por su forma. En la tercera, ubicar ciudades en
un mapa sin división política. En la cuarta, asociar íconos (como
la Torre Eiffel) con la ciudad a la que corresponden. Cada acierto
sumaba puntos y, al finalizar una etapa, el programa comparaba el
desempeño personal con el alcanzado por los amigos. La competencia
es un motivador poderoso, normalmente excluido del aula.
En segundo
lugar, los videojuegos incorporan desafíos de manera creciente, sin
saltos que produzcan frustración y ajustados a la destreza adquirida
por cada jugador. La diferencia con nuestras escuelas es abismal:
basadas en el sistema francés, intentan que todos los chicos
estudien lo mismo al mismo ritmo, aunque algunos aprendan rápido y
se aburran y otros, más lentos, queden inexorablemente atrás.
Los
videojuegos, en cambio, desafían a cada uno siempre en el punto
justo: si todavía no puedo pasar el nivel 3, tendré que seguir
intentando. Si ya lo superé, a no relajarme que el 4 es un poco más
exigente. (otro sistema de evaluación)
Si el sistema educativo no adopta herramientas que cautiven
el interés y la atención de los alumnos, incorporar computadoras al
aula no servirá de mucho. Menos aún si sus contenidos no pueden
competir con los de “afuera”.
Por este motivo, la
clave es reformar la educación desde su base, traerla al siglo XXI.
Sin embargo, las barreras para lograr este cambio son muy difíciles
de franquear.
Publicadas por Stella Maris Coniglio a la/s 12:00 a.m.
Etiquetas: educación, escuela, futuro, Santiago, Santiago Bilinkis
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