12 nov 2017

Espera al tiempo, pero ayúdalo.

Me gustan las experiencias de vida y sus resultados. Oris de Roa recuerda con afecto una anécdota que lo marcó.  Tenía tan solo 21 años cuando se dirigió a la oficina de uno de los directores ejecutivos, salteando en el camino a tres superiores.  Casi sin mediar palabra y con firmeza espetó: "Mire ya hace tiempo que soy asistente en el departamento de maiz. Quiero la responsabilidad de ese sector para todo Latinoamérica".
El director con diplomacia le contó una historia donde demostraba la diferencia entre bajar corriendo y bajar caminando y sus ventajas. "Así que ahora váyase a trabajar de vuelta". Dicen que al tiempo no hay que apurarlo.  Hoy llegó a Embajador argentino en EEUU. Evidentemente con los años no perdió su empuje. No se sentó a esperar el tiempo.
La historia no era muy buena. Se puede leer en La Nación. Me gustó el trato que le dieron.  Los buenos modales enseñan.


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