30 ago 2011

Había que ganar o ganar...


En el cuento “19 de diciembre de 1971” Roberto Fontanarrosa desentraña la psicología del fanático del fútbol hasta el mínimo detalle. Extraigo un fragmento donde pinta las previas entre las hinchadas de Newells y Rosario Central (dos equipos de fútbol rosarino) y los fundamentos por los que ”debían” ganar ya que el partido depende del hincha, de sus cábalas y no de los jugadores. Tenían que hacer “cualquier cosa”. El gran problema: las cargadas y el exitismo de los niños. Llegando a describir al hincha vacío del contenido: se puede ser hincha de un Club por su estadio así nunca haya visto jugar a ninguno de los dos equipos. Algo así se puede ver en política?.

"Yo no sé si vos te acordás lo que era Rosario esos días anteriores al partido. Y te digo esos días, desde semanas antes se venía hablando del partido, la ciudad era una caldera. Porque eso era lo que era la ciudad: una caldera. …. Prendías un fósforo y volaba todo a la mierda. No se hablaba de otra cosa, en los boliches, en la calle, en cualquier parte, saltaban chispas, pero te lo juro. Y la cosa arrancó con el fato de las cábalas, ó mejor dicho, de los maleficios. Hay que entender que no era un partido cualquiera hermano, era una final, final.
Porque no era un final, final, era una semifinal. El que ganaba después venía a jugar a Rosario, y le ganaba a cualquiera, fuera Central como Newells. Acá le hacia la fiesta a cualquiera.
Y cómo estaban los lepra!.... Había que aguantarlos, porque se corrían una fija! Pero una fija se corrían hermanito! Que hasta creo que se pensaban que nos iban a llenar la canasta..Nos iban a meter cinco en el Monumental y para la televisión …
La verdad hermano, con una mano en el corazón, tenían un equipazo! Un equipazo de padre y señor mío! Hay que reconocerlo! Jugaban y daba gusto, buen toque, te abrochaban bien abrochadito….. Y la lepra se corría una fija. … Entonces oíme. Había que recurrir a cualquier cosa! Hay partidos que no podes perder, tenés que ganar o ganar! No hay tutía! Entonces si a mí me decían que tenía que matar a mi vieja, que tenía que hacer cagar a Kennedy, me daba lo mismo hermano! Hay partidos que no se pueden perder! Y qué! …Para que después te refrieguen y te pongan la bandera por la jeta toda la vida! No mi viejo. Entonces hay que recurrir a cualquier cosa. Es como cuando tenés un pariente enfermo viste. Tu vieja por ejemplo. Que por ahí sos capaz hasta de ir a la iglesia viste.
,,,El colorado vino y habló clarito. Nos habló de los grandes ideales. De nuestra misión frente a la sociedad. De nuestro deber frente a las generaciones posteriores, los pendejos. Nos dijo que si ese partido se perdía, miles y miles de pendejos iban a sufrir las consecuencias. Que para nosotros eso era verdad. Iba a ser muy duro, pero que nosotros ya estábamos jugados. Que habíamos tenido lo nuestro. Y que de última teníamos experiencia en malos ratos y en fulerías. Pero los pibes, los pendejitos de Central iban a tener de por vida una marca, que los iba a marcar para siempre como un fierro caliente. Las cargadas que iban a recibir esos pibes, esas criaturas, en la escuela! Los iban a destrozar. Les iban a pudrir el bocho para siempre. Iban a ser una ó dos generaciones de tipos hechos bolsa. Disminuidos ante los leprosos. Temerosos de salir a la calle, de mostrarse en público. Y eso es verdad hermano. Porque yo me acuerdo lo que eran las cargadas en la escuela primaria, sobre todo. ….
Estaba también el fato del exitismo. Los pibes ven que gana un equipo, y se hacen hinchas de ese equipo. Son así, son hinchas del campeón. Entonces, ponele que hubiese ganado Newels, y a la mierda! De ahí en más todos los pibes se hacían de Newells, ponéle la firma. Y no te vale de nada llevarlos a la cancha, converzarlos, hablarle del Gitano Juárez, del flaco Menotti, ni comprarle la camiseta de Central apenas nacen. No te vale de nada. Los pendejos ven que River sale campeón y se hacen de River. Son así. Y en ese momento no era como ahora, que mal que mal, vos los llevás al Gigante y los pibes se caen de culo. Entonces cuando van al chiquero del parque, por mejor equipo que pueda tener Newells, los pibes piensan: ¡yo no puedo ser hincha de esta villa miseria! Y se hacen de Central. Porque todo entra por los ojos, y vos ves que ahora, los pibes por ahí ni siquiera han visto jugar a Central ó a Newells, y ya se hacen hinchas de Central por el estadio. Es otra época. Los pendejos son más materialistas. Yo no sé si es la televisión o qué, pero la cosa es que se van de boca con los edificios.

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http://martignoni.wordpress.com/2007/11/08/fontanarrosa-19-de-diciembre-de-1971-cuento/

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