29 may 2010

Revolución a fuego lento


Dicen en editoriales de La Nación
"Ultimamente he escuchado de varios militantes kirchneristas este concepto: "Néstor Kirchner es sólo el instrumento del campo popular. Está lleno de defectos, pero eso no viene al caso. Es la gran ola de la historia la que pasa y no se detiene en los detalles. Néstor viene a dar esta lucha de siempre por la liberación y contra la dependencia".

Esa divisoria de aguas termina con amistades y buenas vecindades del pasado, y esta concepción movimientística e histórica hace pensar en una idea vieja y contradictoria: la revolución en democracia. Entiéndase por democracia, en esta visión nacionalista, sólo el derecho a votar y el mantenimiento a regañadientes de ciertas instituciones. Una "revolución nacional" no se detiene en cuestión de formas republicanas, ni en formalidades judiciales o de libertad de expresión. Es por eso que el kirchnerismo se permite a sí mismo violar muchas normas democráticas que considera frenos para una causa mayor. Y es también por todo eso que el problema de la corrupción se hace menor frente a lo que hay en juego: la construcción de "un verdadero país independiente".

Estamos hablando, como se verá, de un sistema de pensamiento revolucionario, que lleva el traje democrático con incomodidad.

No estamos hablando, claro está, de una verdadera revolución en los términos absolutos y clásicos, sino de un proceso político que se autopercibe como revolucionario y que ha logrado instalar esa idea en el imaginario de crecientes segmentos de la grey universitaria.

Revolución y democracia son dos palabras que en nuestro país tienen buena prensa. Pero me temo que no se puede servir a dos banderas a la vez y que al final siempre se vuelven incompatibles. Los argentinos tarde o temprano van a tener que elegir entre una y otra palabra."
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1269583

Revolución para perpetuarse pero no tomando las armas, de a poco. Tomando cada uno de los puestos claves, de las construcciones de poder, de los posibles opositores, nunca por el pueblo ni para el pueblo pero trabajando para una grey que cree que está concretando ideas trasnochadas y les van dando el poder a quien primero usa y después tira. Los pobres no tienen nada que perder. Los ricos tampoco porque si no les gusta se van a otro lado. Los que vamos a sufrir la "revolución" vamos a ser los de la clase media, los asalariados que van a ser empleados públicos o los que pasan a ser proveedores del Estado-Gobierno y el país todo que en manos del Estado-Gobierno y de los "amigos del poder", pasa a ser lo suficientemente chico como para que nadie les haga sombra.
Democracia con alternancia o revolución a perpetuidad, that is de question.

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