Hace unos cuantos años leí en un diario brasilero un comentario sobre un Show de Enrique Pinti y
decía: los argentinos son increíbles, van a ver un espectáculo donde se dice lo
peor de ellos mismos y se ríen y aplauden y cuántos más tristes y fuertes sean
los dichos sobre lo que les ha pasado, más aplauden y más se ríen. Ese comentario me hizo pensar en una cierta inconciencia o un zafar por la risa.
Nunca me olvidé del asombro de este diario brasilero. Pero, lo digo sin ánimo de menoscabar la memoria histórica de Pinti, me alegró escuchar de su boca lo que dijo en el programa "Debo decir" de Novaresio:
A unos espectáculos les va muy bien y a otros no. Es muy
raro lo que ocurre con la gente. Pinti dice que hizo un espectáculo, “Otra vez
sopa” que es la historia argentina narrada por un señor de su edad. Que él siempre
ha tenido mucho éxito, gracias a Dios, Y que “Otra
vez sopa” empezó bien y después no vino ni la difunta madre, nadie. Pinti lo
atribuye a que no quieren escuchar. Lo venían escuchando los últimos 35 años, según él,
de golpe dijeron “bueno basta con este gordo”. Los que están a favor de este
Gobierno le decían: no me lo recuerde
porque lo voté con esperanza y me escupe la ensalada. Los que están a favor del kirchnerismo le dicen no diga eso
porque en el kirchnerismo se hizo un montón de cosas. Finalmente estuve
haciendo algo que parece que no le gustaba a nadie.
Novaresio le dice: que consiga que todo el público unánime diga
no me gusta es un mérito también (bien por Novaresio).
Para Guillermo Andino no quieren escuchar lo que
nos ha pasado.
Me parece un acto de madurez el dejar de reírnos. A veces es bueno reírnos de nuestros defectos, pero de
lo que nos dejamos hacer por otros, por los políticos, (lo que dice Pinti no se puede reproducir) es por lo menos masoquismo. Capaz que maduramos o somos un poco menos irresponsables.
El humor no nos puede consolar de lo que nos hacen.
