Matías Viacaba juega al rugby hace cinco años en el Club Universitario de Buenos
Aires. Cada vez que entra a la cancha sus compañeros lo reciben con
aplausos y las tribunas locales y visitantes se unen en un mismo grito de
aliento. Su carisma conquista a todos. «Mati», como lo llaman en el club,
tiene síndrome de Down y aprendió a luchar contra sus dificultades. «Él creció
porque creyeron en él», sintetiza su fan número uno, Mausi Nicholson, su
madre.
Al nombrar a «Mati», no hay nadie en el club que
no deje entrever una sonrisa. Es que este pequeño «gran» deportista «nos voló la
cabeza a todos, cambió los valores del grupo en una edad tan difícil como los 15
años», cuenta su entrenador de la categoría M 15, Marcos Ortiz de
Rosas.
Viaja dos veces
por semana en micro desde Villa de Mayo hasta el barrio porteño de Núñez para
entrenar al igual que todos sus compañeros.
Y éste no fue un año más para Matías, es que pasó de la
división infantil a la juvenil, un verdadero desafío. «Él tiene una gran
capacidad de coordinación por eso se pudo adaptar, al igual que sus compañeros
juega en la división de juveniles y hasta participa de las giras», contó el
coordinador de esa categoría del club Guillermo Sanguinetti.
Su
madre explicó que el año pasado participó de su primera gira de rugby con sede
en Montevideo, lejos de extrañar a su familia disfrutó de cada minuto junto a
sus amigos.Pero no sólo creció en el deporte sino que sus logros y
avances fueron notorios en todos los ámbitos de su vida. «Comprende todo lo que
se dice, pero le cuesta comunicarse, hoy habla mucho más fluido y hasta logró
romper con su timidez», cuenta lleno de orgullo Marcos, su
entrenador.
«Cualquier chico en quien se confía crece, y es eso lo que
pasó con Mati. Por eso mi eterno agradecimiento a sus amigos y sus entrenadores.
Mati los conquistó a todos por su personalidad y por su carisma», dice con la
voz repleta de alegría su madre.
Y es tal el reconocimiento a su
esfuerzo, y al grupo que hace cinco años lo viene acompañando, que su rival
Champagnat le envió una carta al presidente del Club, Marcelo Perry, para
destacar el trabajo admirable que había desarrollado con este joven.
http://www.ambito.com/diario/noticia.asp?id=660974
Todos tenemos alguna carencia, alguna diferencia con los demás. Basta que nos etiqueten para no dejarnos crecer, para tener que realizar un doble esfuerzo para llegar a nuestro objetivo: sacarnos la etiqueta y después luchar. Antes a los chicos cualquier síndrome diferente se los enclaustraba y los hacían dependientes. Ahora vemos que la integración y la libertad les brindan alegrías a todos.
Felicitaciones a sus padres, amigos y entrenadores. Ojo!!! Hay muchos Mati que parecen normales.
4 nov 2012
Mati, una historia sin etiquetas.
Publicadas por
Stella Maris Coniglio
a la/s
1:48 a.m.
Etiquetas: etiquetas, jugador de rugby, Mati
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario