29 oct 2010

Por el fin de las "verdades" absolutas











Veníamos viendo que a muchos adultos los Kirchner les habían restituido la oportunidad de concretar “viejas” utopías.
En estos dos días fuimos testigos de la expresión de un sentimiento de duelo y pérdida de muchos argentinos jóvenes, hoy militantes, a los que han convencido de la posibilidad de “cambios”.
Lo bueno sería, a partir de este momento, tan bisagra, poder dialogar para alcanzar puntos de coincidencias, como para que esos jóvenes puedan alcanzar sus utopías sin destruir la de los demás, las de muchos, quizás la mitad del país, y que se conviertan en un objetivo común.
Hace tiempo que venimos hablando de la cultura del trabajo, de la capacidad empresaria, del desarrollo del país para que exista verdadera inclusión social, de la educación para la alimentación de los desnutridos, de la posibilidad de concreción de proyectos comunes, de la interacción entre los que saben y los que pueden para elevar nuestro nivel cultural y de convivencia, etc.etc.etc.
Recurro nuevamente a José Antonio Marina que utiliza la metáfora sobre la Catedral para explicar la dificultad de imponer UNA VERDAD como la única verdad. Sabemos que los vitroux (esos vidrios de colores que se encuentran fundamentalmente en las iglesias) cuando se miran de adentro y les da la luz son de colores, pero si uno los mira de afuera son grises. "Imaginemos unos turistas que visitan una catedral. Un grupo entra en ella y otro se queda fuera. Ambos se comunican por móviles. Los de dentro dicen que ven unas vidrieras brillantes, coloreadas, bellísimas. Los de fuera, que las vidrieras son grises y opacas. ¿Quién dice la verdad? Los dos. Por más que intenten razonar no se pondrán de acuerdo, porque la evidencia en que basan sus afirmaciones es distinta. La única forma de ponerse de acuerdo es que los de dentro salgan a mirar desde afuera, y los de fuera entren a mirar desde dentro". Las "verdades" absolutas son personales, nunca comunes.
Por eso en un país democrático, NO FUNDAMENTALISTA, no se pueden imponer las ideas, usando la condena y la discriminación, de cualquier tipo, con aquellos que no las comparten o no las apoyan. Me refiero a los que están afuera y a los que están adentro.
Es nuestra oportunidad, no podemos perderla una vez más.

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