6 oct 2017

El problema de carecer de HUMILDAD

Es una palabra que empleo mucho y quizás ofendo. Especialmente, cuando digo: tenés que tener humildad y reconocer tu carencia. Es que humildad se contrapone a orgullo y eso no es lo que quiero expresar.
El ser humano es proclive a no aceptar verse disminuído en nada. Y no es orgullo (a veces puede ser), es no poder reconocer lo que le falta, desde estabilidad, memoria, visión, estrategia, formación, constancia, disciplina, altura, calma, pertenencia y que por eso no es menos, sino que requiere de algo o de alguien que lo complete, que le haga alcanzar, aunque sea con bastón, lo que no llega porque ninguno de nosotros es COMPLETO. A todos nos falta algo. Y esa percepción de nosotros, que no somos completos, y que nos complementamos en y con los otros, es a lo que llamo HUMILDAD.
Vimos el partido, no sé de fútbol más de lo que cualquiera de nosotros se cansó de escuchar en su vida, pero un coucher dijo por televisión que sin HUMILDAD no podemos cambiar nada, no podemos dar de nuevo. La describió muy bien. Es como la pienso. Y esa humildad debe ser parte de nuestra vida, Es algo como no creérsela. Es ser flexibles. Es escuchar. Es aprender. Es saber usar bastón.  La imagen más gráfica para mí es el bastón. La resistencia a usarlo no es orgullo, es la no aceptación de la carencia. Saber que se puede precisar hasta de una oreja. El "yo solito". El "yo puedo todo" no es orgullo, es no tener conciencia de la carencia. De la carencia de HUMILDAD.

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