16 may 2013

Sin orgullo y dignidad no hay salida de la pobreza.

El populismo es reencarnación de la monarquía absolutista en la Modernidad (...)
. En el lugar donde las revoluciones liberales y democráticas erigieron la república, el populismo entroniza a la nación; donde construyeron la independencia de poderes, restaura al monarca y al caudillo que todo lo comandan desde el Ejecutivo; donde había federalismo impone el estado unitario y su gran caja domesticadora; donde existía limitación de poderes reconstruye el viejo y querido poder absoluto; donde crecía la interdependencia de los pueblos intenta sacralizar la soberanía nacional, expresión resucitada del poder del soberano sobre el territorio y sus súbditos. Donde había Estado de Derecho, el populismo hace crecer el despotismo y la arbitrariedad, y donde se había levantado la muralla que separaba la propiedad pública de la privada, santifica la apropiación monárquica del patrimonio estatal.
El proyecto populista no es contingente ni espontáneo. Por el contrario, tiene un método y un objetivo precisos: la reducción del ciudadano autónomo de la Modernidad a la condición de cliente, esa versión posmoderna del siervo de la gleba. El populismo genera clientes sin distinción de clases a través de su programa fundamental, el Clientelismo para Todos: 1)subsidios, blanqueos y negociados para los de arriba; 2)transporte, energía y fútbol gratis para los del medio; 3) planes sociales, choripán y ladrillos, para los demás. Sobra decir que en plena era de la sociedad global del conocimiento la epopeya populista está destinada al fracaso; lo que no quiere decir que no logre arrastrar al abismo a una sociedad entera.
Y bien, la Argentina Solidaria es la cara complementaria del populismo. Nace de las catástrofes causadas por él y de la falta de toda solidaridad real. Desempeña, en el reino kirchnerista, la misma función indispensable que en las monarquías del medioevo desempeñaba la caridad. Su objetivo es la domesticación del ciudadano, su reducción a la dependencia y la abolición de todo intento de autonomía mediante la instrumentación de los buenos sentimientos de las conciencias culpables y las almas bellas. (...)  Como si no lleváramos dos décadas de votar gobiernos que viven de la reducción a la miseria de un tercio de la población. Como si no fueran los miembros de ese tercio los que murieron ahogados en La Plata porque los recursos para las obras públicas terminaron en los bolsillos de los funcionarios democráticamente elegidos . (''').
Como ayer la monarquía, el populismo vive de los pobres. Económicamente, porque su miserable mentalidad de suma cero le impide imaginar una fuente de enriquecimiento que no pase por la apropiación de lo ajeno. Políticamente, gracias a que la Argentina Solidaria convierte los derechos en graciosas concesiones otorgadas por el poder, destruyendo todo orgullo y dignidad personales. Y sin orgullo y dignidad no hay salida de la pobreza sino victimismo y marginalidad. Por el contrario, los actos de la Argentina Solidaria consolidan un arriba y un abajo menos determinado hoy por el hambre que por la humillación. Que las pecheras de la misma fuerza política a cargo de los gobiernos nacional, provincial y municipal responsables de la masacre de La Plata presidieran los operativos solidarios no es un accidente sino una consecuencia inevitable de esta situación.
(...). La Argentina Solidaria -es decir, la autocomplacencia de la sociedad argentina en su supuesta solidaridad- es un flagelo porque refuerza el orden existente, que es el de la catástrofe.(...). . Caso único en el mundo, treinta años de democracia nos han dejado el saldo de una mayor desigualdad, un mayor número de pobres e indigentes y una estructura social aún más injusta que la que dejó la dictadura en 1983. (...)
Celebremos pues la Argentina Solidaria de la manera en que se lo merece: diciendo adiós a la República Argentina. Nunca fuiste, y sin embargo, te vamos a extrañar.
http://www.lanacion.com.ar/1582016-la-trampa-de-la-argentina-solidaria
Por si no leyeron Las cuatro oligarquías  argentinas de Fernando A. Iglesias les dejo en la etiqueta para que cliqueando en ella puedan leer el resumen de lo expuesto por el autor. Es otra descripción brillante de nuestra realidad. Es amarga pero si no la vemos en su profundidad no podremos salir de ella.

2 comentarios:

  1. Es verdad, cuánto mejor estábamos en la República de María Julia, Corach, Duhalde y las privatizaciones de Cavallo, el corralito de De la Ruina. O antes, con la República de Alfonsin y la híper, los saqueos, los intentos de golpe de estado... Muchísimo mejor.

    Hay que acabar con esta dictadura terrible en la que salís a cacerolear, a pedir la muerte de la presidenta, a golpear periodistas y la policía no te toca un pelo.

    Por suerte nosotros somos civilizados, fijate que a Martinez Naya casi lo linchan... Y eso que es PRO. Qué gente de bien, qué republicanos.

    Ya les vimos la cara de odio salvaje, no se vistan de buenitos y progres porque no les cree nadie. Ustedes quieren golpe de estado y destitución, nosotros (los incivilizados) ganamos en las urnas.

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  2. Desde el vamos tenemos una diferencia, Sr. Anònimo. Tengo la costumbre de hablar con mi nombre completo asumiendo lo que escribo. Segundo: las metodologías de presión cambiaron, ahora no se desaparece personas, no se mata, se los ahoga financieramente.
    Tercero, no tengo odios y ojalà pudiéramos hablar cara a cara e intercambiar nuestras percepciones de la realidad que son distintas. Gracias por tu comentario.

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