9 mar 2021

A veces "el otro yo" rompe el protocolo.



Que no es lo que hace el Dr. Merengue en esta historieta, que al pasar delante de unos guapos no se le mueve un pelo, como si no les importara nada, mientras su otro yo se hace chiquitito como queriendo pasar desapercibido. Publicado en el diario La Capital en 1944. Su autor es Guillermo "Willy" Divito.

Contó  el propio Divito, la anécdota del origen del Dr. Merengue: Él estaba en el hipódromo apostando y un conocido le pidió prestado un dinero para seguir apostando porque se había quedado sin un peso. "Willy" se lo cedió gentilmente y el otro recuperó y comenzó a ganar. Cuando ya llevaba ganado bastante dinero, celebraba, muy orondo, mientras que esta vez era Divito el que se había "hundido" y lo miraba ganar esperando que hiciera el gesto de devolverle su préstamo. Como esto no ocurría, le dedicaba por dentro insultos irreproducibles. "No era lo suficientemente amigo como para decirle con confianza que me lo devolviera", señalaba "Willy". "Ahí fue que concebí al doctor Merengue y a su otro yo, que dice o hace las cosas que el doctor piensa, pero que por diversas razones, se ve impedido de expresar."

Por suerte en la realidad hay gente que está dejando a su otro yo.

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