28 ene 2018

Conociendo esas cosas de Rosario:Alfonsina y el Café Suizo

  La familia Storni -el padre de Alfonsina y varios hermanos mayores- llegó a la provincia de San Juan desde Lugano, Suiza, en 1880. Fundaron una pequeña empresa familiar, y años después, las botellas de cerveza etiquetadas "Cerveza Los Alpes", de Storni y Cía», circulan por toda la región.
Los padres de Alfonsina viajaron a Suiza en el año 1891, junto con sus dos pequeños hijos. En 1892, el 29 de mayo, nació en Sala Capriasca ,Alfonsina, la tercera hija del matrimonio Storni. Llevó el nombre del padre, de un padre melancólico y raro. Más tarde le diría a su amigo Fermín Estrella Gutiérrez: «me llamaron Alfonsina, que quiere decir dispuesta a todo».
Alfonsina aprendió a hablar en italiano, y en 1896 vuelven a San Juan, de donde son sus primeros recuerdos. «Estoy en San Juan, tengo cuatro años; me veo colorada, redonda, chatilla y fea. Sentada en el umbral de mi casa, muevo los labios como leyendo un libro que tengo en la mano y espío con el rabo del ojo el efecto que causo en el transeúnte. Unos primos me avergüenzan gritándome que tengo el libro al revés y corro a llorar detrás de la puerta». En 1901, la familia se trasladó nuevamente, esta vez a la ciudad de Rosario, un próspero puerto del litoral

Paulina, la madre, abrió una pequeña escuela domiciliaria donde cobraba según los testimonios un peso cincuenta por alumno, llegando a ser 50. Setenta y cinco pesos por mes no significaba una vida holgada en la época , y pasa a ser la cabeza de una familia numerosa, pobre y sin timón. Alfonsina probó la desolación de la pobreza y no pudo seguir yendo a la escuela. Instalaron el «Café Suizo», cerca de la estación de tren(que Josefina Delgado en el libro Alfonsina Storni, una biografía esencial, lo ubica en Mendoza y Constitución), pero el proyecto fracasó, tan sólo duró tres meses. Deprimido y vencido, Alfonso se encierra por completo en sí mismo y se deja arrastrar por una profunda melancolía. La familia se muda a una casa aún más pequeña y oscura. Alfonsina lavaba platos y atendía las mesas, a los diez años. Las mujeres comenzaron a trabajar de costureras. Alfonsina decide emplearse como obrera en una fábrica de gorras.

En 1907 llega a Rosario la compañía de Manuel Cordero, un director de teatro que recorría las provincias. Alfonsina reemplaza a una actriz que se enferma. Esto la decide a proponerle a su madre que le permita convertirse en actriz y viajar con la compañía. Recorre Santa Fe, Córdoba, Mendoza, Santiago del Estero y Tucumán. Después dirá que representó Espectros, de Ibsen, La loca de la casa, de Pérez Galdós, y Los muertos, de Florencio Sánchez. En sus cartas al filólogo español don Julio Cejador, Alfonsina resume algunos momentos de su vida. Refiriéndose a esta época, le dirá: «A los trece años estaba en el teatro. Este salto brusco, hijo de una serie de casualidades, tuvo una gran influencia sobre mi actividad sensorial, pues me puso en contacto con las mejores obras del teatro contemporáneo y clásico (…). Pero casi una niña y pareciendo ya una mujer, la vida se me hizo insoportable. Aquel ambiente me ahogaba. Torcí rumbos…».
Luego, en un reportaje de la revista El Hogar, contará que al regresar escribió su primera obra de teatro, Un corazón valiente, de la que no han quedado testimonios
Cuando volvió a Rosario se encuentra con que su madre se ha casado y vive en Bustinza… La poeta decide estudiar la carrera de maestra rural en Coronda, y allí recibe su título profesional. Gana un lugar sobresaliente en la comunidad escolar, consigue un puesto de maestra y se vincula a dos revistas literarias, Mundo Rosarino y Monos y Monadas.


Allí aparecen sus poema durante todo ese año, y si bien no hay testimonio de ellos, sí sabemos de otros publicados al año siguiente en Mundo Argentino, y que tienen resonancias hispánicas. Y ahí sigue su camino….



El sol (fragmento)


He amado mucho, todo amor fue magro,
que todo amor lo conocí con mengua.
He amado hasta llorar, hasta morirme.
Amé hasta odiar, amé hasta la locura,
pero yo espero algún amor- natura
capaz de renovarme y redimirme

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