2 ago 2016

A los argentinos nos falla la autoestima.

Sabemos que los pueblos con baja autoestima están en la misma condición que aquellos que entran a una guerra derrotados. Noto a la gente desconcertada y en espera pensando que los argentinos son todos delincuentes.

En Réquiem por un país perdido  Tomás Eloy Martínez  dice:

¿Dónde está la Argentina? ¿En qué confín del mundo, centro del atlas, techo del universo? ¿La Argentina es una potencia o una impotencia, un destino o un desatino, el cuello del tercer mundo o el rabo del primero?
¿Hay un lugar para la Argentina, una orilla, un rinconcito donde acomodarla sin que a cada rato estén moviéndola el humor de sus gobernantes y la imaginación de sus legisladores?
¿O la Argentina está en ningún lugar y entonces los argentinos pertenecemos a nada, somos los únicos hijos legítimos de la utopía?
Mucha de la infelicidad argentina nace de una lección que la realidad siempre contradice. Se nos enseña que somos grandes y a cada rato tropezamos con la pequeñez. La civilización que hemos predicado está marcada por golpes de barbarie. ¿Cuál es nuestro lugar, entonces?

Nunca le será fácil alcanzar la dicha a un país que siempre cree tener menos de lo que merece y que desde hace décadas viene imaginando que es más de lo que es. ..

Siempre se creyó que la Argentina estaba en un sitio distinto del que le habían adjudicado la geografía, el azar y la historia. ..Ya en vísperas de la Revolución de Mayo de 1810 nos obsesionaba la grandeza. Lo que ahora nos obsesiona es el miedo a precipitarnos en la pequeñez.

Antonio Machado lo dice bien:
En esta vida todo es cuestión de medida: 
                             un poco más, algo menos.

No somos los mejores pero tampoco los peores, con trabajo se puede limpiar la mugre. Pero no soltemos la lucha. El fin de la impunidad nos va a devolver la dignidad. No va a ser fácil... Es la guerra que debemos ganar para recuperar la autoestima como país.

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