25 sept 2015

En las elecciones ponemos en juego nuestra vida.

Hace unos años tuve la oportunidad de escuchar a Juan María Traverso en una conferencia. Quizás algunos no sepan con exactitud que es uno de nuestros mejores pilotos de automovilismo,  que ganó carreras llegando a la meta con una rueda menos, con el coche incendiándose, o salvó su vida después de varios vuelcos.
Lo que me impactó fue cuando habló de su equipo: nadie podía fallar porque estaba en juego su vida.  No entraba en su equipo quien dijera; me parece, creo que sí, a lo mejor... porque "estaba en juego MI VIDA", dijo y lo recalco.
Hay ocasiones en que uno pone su vida en manos de otros, como en los cirujanos, como en los políticos que no sólo deben garantizarnos la subsistencia, la posibilidad de desarrollo económico, de educación. Si su equipo falla la sociedad vuelca, se desmadra, se violenta.
Las elecciones no son una cuestión de camiseta de fútbol, no es una cuestión de quien da las mejores dádivas, es una cuestión de quien nos garantiza la vida, en todas sus facetas. Nadie puede fallar.
Para mí éste es un símbolo de la falla de los políticos:

                               Si no sabés de qué se trata CLICA ACA

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