13 ene 2014

Hacer gimnasia no está en la naturaleza humana

El cuerpo es una máquina diseñada para el movimiento.En millones de años la selección natural se encargó de formar al cuerpo humano para ir detrás de los alimentos, construir abrigo y huir de los predadores.
La posibilidad de ganarnos la vida sin andar es la adquisición de los últimos 50 años. La disponibilidad de alimentos de calidad para grandes masas poblacionales, más reciente todavía.
Los efectos adversos de ese estilo de vida (todo al alcance de la mano) no se hizo esperar: sedentarismo, obesidad y sus consecuencias nefastas: complicaciones cardiovasculares, diabetes, cáncer, degeneraciones neurológicas, dolencias reumáticas y muchas otras.
Si todos reconocen que la actividad física hace bien al organismo, por qué nadie se ejercita con regularidad?.
Por una razón simple: descontados los juegos de la infancia, fase de aprendizaje, ningún animal desperdicia energías. Sólo la usan para ir detrás de alimentos, sexo o huir de depredadores. Satisfechas las tres necesidades, permanecen en reposo hasta que una de ellas vuelva a ser apremiante.
Si vas al zoológico ves a un león, un tigre, dando un pique para mantenerse en forma?. O un chimpancé, con el que compartimos el 99% de nuestros genes, corriendo para bajar la barriga?.

Y aquí viene lo importante que dice el autor:
Es tan difícil abandonar la vida sedentaria porque desperdiciar energía va contra la naturaleza humana. Los planes para andar, correr o ir al gimnasio naufragan por los 6 millones de años de evolución que descansan sobre nuestros hombros.
Cuando uno oye a alguien diciendo que salta de la cama loco de disposición para hacer ejercicio, puede tener la certeza que es mentira. Esa voluntad puede visitarnos en un sitio o en una playa con los amigos, en la rutina diaria, JAMAS.
El autor nos da unas trampitas para no hacernos trampas:
Él corre maratones y para entrenarse hizo un trato consigo mismo: al despertar sólo puede desistir de correr después de vestirse. Si se permitiera tomar esa decisión acostado, cada mañana tendría una disculpa. No hay límites para los justificativos que la pereza es capaz de inventar.
Vencido el martirio inicial, la actividad se hace soportable y cuando la circulación inundada de endorfina trae una sensación de paz celestial, justifica lo hecho.
Por eso, querido lector, si estás esperando la llegada de la disposición física para salir a vagabundear en 2014, ella no llegará. Practicar ejercicios con regularidad exige disciplina militar, la misma que se posee a la hora de ir a trabajar.


http://www1.folha.uol.com.br/colunas/drauziovarella/2014/01/1396329-ai-que-preguica.shtml

Por fin alguien me dio la explicación del por qué no me obedezco y me entendió (JA). Gracias. Ahora a trabajar contra la pereza!!!

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