24 mar 2013

Entre acentos, sexo y oficios...

EL IDIOMA CASTELLANOSeñores un servidor:/Pedro Pérez Baticola,
cual la Academia Española,/«limpia, fija y da esplendor».
Pero yo lo hago mejor;/y no son ganas de hablar,
pues les voy a demostrar/que es preciso meter mano
al idioma castellano/donde hay mucho que arreglar.

¿Me quieren decir por qué,/en tamaño y en esencia,
hay esa gran diferencia/entre un buque y un buqué?
¿Por el acento? Pues yo,/por esa insignificancia,
no concibo la distancia/de un presidio a presidió.
Ni de tomas a Tomás,/de un paleto a paletó
ni de topo a que topó/ni de colas a Colás.

Mas dejemos el acento/que convierte, como ves,
las ingles en un inglés/y vamos con otro cuento.
¿A ustedes no les asombra/que diciendo chico y chica,
majo y maja, rico y rica/no digamos hombre y hombra?
Y la frase tan oída/del marido y la mujer
¿por qué no tiene que ser/el marido y la marida?
El sexo a hablar nos obliga/a cada cual como digo;
si es hombre, me voy contigo;/si es mujer, me voy contiga.

¿Por qué llamamos tortero/al que elabora una torta
y al sastre que ternos corta/no le llamamos ternero?
Como tampoco imagino/ni el diccionario me explica
por qué al que gorros fabrica/no se le llama gorrino.
(...)

Si el que bebe es bebedor,/el sitio es el bebedero,
y hay que llamar comedero/a lo que hoy es comedor.
Comedor será quien coma,/como es bebedor quien bebe:
y de esta manera debe/modificarse el idioma.
(...)
Si se le llama mirón/al que está mirando mucho,
cuando ladre mucho un chucho,/hay que llamarle ladrón;
porque la sílaba –on indica aumento, y extraño

que a un ramo de gran tamaño/no se le llame Ramón.
Y, por la misma razón,/si los que estáis escuchando
un buen rato estáis pasando,/estáis pasando un ratón.
(..)

Ya basta para quedar/convencido el más profano
que el idioma castellano/tiene mucho que arreglar.

Aquí se acaba la historia./Si ahora, para terminar,
unas palmadas me dan,/ustedes no extrañarán
que les llame palmatorias.

Autor: Pablo Parellada, ”Melitón González”

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