31 dic 2012

El llorar por los platos rotos...


            Como decía Maxwel Brand: "Todo niño debería crecer con la convicción de que no es una tragedia ni una catástrofe cometer un error".
            Por eso, en las personas, es más interesante el saber cómo se reponen de los fallos, que el número de fallos que cometen. El arte más difícil no es el de no caerse nunca, sino el de saber levantarse.
        Los niños educados para arcángeles se pegan luego unos topetazos que les dejan hundidos por largo tiempo. Y un no pequeño porcentaje de amargados de este mundo surge del clan de los educados para la perfección.
         Es preferible permitir a un niño que rompa alguna vez un plato y enseñarle luego a recoger los pedazos, porque "es mejor un plato roto que un niño roto". Es cierto. No existen hombres que nunca hayan roto un plato. No ha nacido el genio que nunca fracase en algo. Sería estupendo educar a los jóvenes en la idea de que no hay una vida sin problemas, pero lo que hay en todo hombre es capacidad para superarlos.
         No vale realmente la pena llorar por un plato roto. Se compra otro y ya está. Lo grave es cuando por un afán de perfección imposible se rompe un corazón. Porque de esto no hay repuesto en los mercados.
       Padre José Luis Martín Descalzo

Quizás sea el momento de perdonarnos los platos rotos de nuestros mayores, nuestros y el de nuestros hijos y empezar a construir desde nuestra imperfección. Sería bueno reflexionar sobre estas palabras para lograr levantarnos. En los últimos años nos han tirado todos los errores de los argentinos encima y es como si no nos dejaran superarlos. Nos están dejando sin repuestos.

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