24 nov 2012

1900 Rosario y sus "vueltas del perro"

   Así como calle Córdoba era el paseo vespertino obligado, las "tardes del Bulevar" congregaban también a las familias conocidas, y por el actual Bvard. Oroño  traqueteaban entonces, entre 1900 y 1920, los carruajes de la época -con caballos lustrosos, enjaezados para la ocasión-, y las señoras vestidas con profusión de vestidos, muselinas, sombrillas y sombreros de pluma, mientras la banda de policía amenizaba ese ajetreo social con música adecuada a ese disentido clima de recreación, del que el resto de la ciudad -la incipiente clase media, las clases populares-eran espectadores entre asombrados y divertidos, según el caso.
   Aquellos paseos bisemanales (jueves y domingos), pero especialmente el del domingo, eran en esencia la gran recreación social de las familias distinguidas: una versión con tracción a sangre de la "vuelta del perro", que tenía como destino final el Parque. El pueblo se saluda mientras se observa, se murmura entre dientes, se flirtea, mirada va-mirada viene, se despelleja al vecino, se mandan saludos a la familia, se chismorrea sobre las alegrías y los desastres ajenos y los coches caminan cansados, a cámara lenta.

   Lo del prestigio que se suponía otorgaba ser visto en el paseo dominical no era broma, aunque para más de uno ello implicase un gasto difícil de solventar. Suárez Pinto lo consigna en sus memorias: En una ocasión atendí en la redacción de La Idea a un joven que no conocía y preguntándole el objeto de su visita me dijo: “Señor, yo soy suscripto de su periódico. Mi señora madre y mis hermanas van al parque todos los domingos, y sin embargo sus nombres no aparecen en la crónica de La Idea, y vengo a pedirle que recomiende al cronista que las incluya como concurrentes, porque si no han de figurar en la crónica, no vale la pena seguir  gastando 10 pesos en el carruaje que ocupan los domingos y días de fiesta…”
Fuente: Rafael Oscar Ielpi

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