27 sept 2011

El hombre frente a situaciones anormales

Viktor E. Frankl, un psiquiatra, en su libro "El hombre en busca de sentido" describe su experiencia dentro de un campo de concentración, su conocimiento de la “psicopatología de las masas” por la guerra de nervios y la vivencia única e inolvidable de los campos de concentración.
El síntoma que caracteriza la primera fase es el shock. Al llegar Auchbwirz vivían con la ilusión de que serían liberados, de que, al final, todo iba a salir bien. “No nos dábamos cuenta de lo que sucedía”.
A medida que pasaban las humillaciones de despojo llegando a una total desnudez, las ilusiones se va perdiendo una a una, y lo único que tenían que perder era sus vidas. A esto le sucede una gran curiosidad como reacción fundamental ante ciertas circunstancias extrañas. Una fría curiosidad. Ansiosos por saber lo que sucedería a continuación y qué consecuencias les traería.
Ante una situación anormal, la reacción anormal constituye una conducta normal. Fue Lessing quien dijo en una ocasión “Hay cosas que deben haceros perder la razón, o entonces es que no tenéis ninguna razón que perder”.
El síntoma de la segunda fase es la apatía. La apatía, el adormecimiento de las emociones y el sentimiento de que a uno no le importaría ya nunca nada eran los síntomas que se manifestaban y los volvían insensibles a los golpes diarios, casi continuos. Los golpes se producían a la mínima provocación y algunas veces sin razón alguna.El saber que si uno cometía un error corrían peligro todos los que estaban con él.
Estructura sociológica del campo:
Los prisioneros más ‘prominentes” , los “capos”, los cocineros, los policías del campo no se sentían, por lo general, degradados en modo alguno como se consideraban la mayoría de los prisioneros, sino al contrario se consideraban ¡!promovidos!!. Algunos incluso alimentaban mínimas ilusiones de grandeza.(y eran prisioneros como los demás)
Siempre que la mayoría degradada y la minoría promovida entraban en conflicto, los resultados eran explosivos. La irritabilidad general se hacía más intensa cuando se le añadían estas tensiones mentales. Dado que el prisionero observaba a diario escenas de golpes, su impulso hacia la violencia había aumentado.
Primero shock, después curiosidad, luego apatía, luego violencia.
El hombre tiene la peculiaridad de que no puede vivir si no mira al futuro.
Debemos aprender por nosotros mismos, y también enseñar a los hombres desesperados que en realidad no importa que no esperemos nada de la vida, sino que la vida espere algo de nosotros. Dejemos de interrogarnos sobre el sentido de la vida y, en cambio, pensemos en lo que la existencia nos reclama continua e incesantemente."
"Sentirse protagonistas, no víctimas".
Esas fueron las palabras de Frankl. Las mías, que veamos cómo reacciona el ser humano en situaciones anormales y cómo se conforma la sociedad entre promovidos y degradados. Primero shock, luego curiosidad, luego apatía, luego violencia.

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