16 feb 2011

Cadenas rotas vs. pidiendo a gritos el yugo


A 200 años del nacimiento de Domingo Faustino Sarmiento, no podemos dejar de mencionar a una persona capaz de realizar tantas cosas en tiempos de guerra. Nace a escasos nueve meses de la Revolución de Mayo. Se cría en épocas de guerras, en disputas territoriales, donde los caudillos gobernaban a una Argentina invertebrada (semejante a la España invertebrada de Ortega y Gasset) y sin embargo, reconociendo su incapacidad de conocimientos de las teorías sociales, como para poder diagnosticar y solucionar ese “nuevo modo de ser, que no tiene antecedentes bien marcados y conocidos” busca de nutrirse de todo lo que existe en otras partes del mundo para traer lo mejor de su tiempo a nuestra Patria.
Realiza el primer censo del país donde las principales preguntas eran si sabían leer y escribir. Encuentra que más del 70% de la población era analfabeta. A partir de ahí trabaja en la formación principalmente de docentes, a los que no sólo les brinda las mejores escuelas sino que también trae docentes del exterior para que se interioricen de las teorías educativas que puedan servir a un país con característi cas tan particulares. Y estimula la educación universal gratuita e igualitaria tanto para hombres como para mujeres.
En el “Facundo” describe a América del Sur en general y a la República Argentina sobre todo “ balanceándose entre dos fuerzas opuestas, ya levantándose en la balanza de los pueblos libres, vs.despotizados; ya impía, ya fanática; ora constitucionalista declarada, ora despótica imprudente; maldiciendo sus cadenas rotas a veces, ya cruzando los brazos y pidiendo a gritos que le impongan el yugo, que parece ser su condición y su modo de ser. ...Qué! No significa nada para la historia y la filosofía esa eterna lucha de los pueblos hispanoamericanos esa falta supina de capacidad política e industrial que los tiene inquietos y revolviéndose sin norte fijo, sin objeto preciso, sin que sepan por qué no pueden conseguir un día de reposo, ni qué mano enemiga los echa y empuja en el torbellino fatal que los arrastra mal de su grado y sin que le sea dado sustraerse a su maléfica influencia? ”
No podemos juzgar a los hombres desde la mirada presente sino dentro del contexto donde viven y se desenvuelven y en los valores vigentes en su época.
Este hombre fue un grande, un visionario, un creador de utopías que sentó las bases de un país unificado y que creyó en la educación como base de la civilización. Sintió que estaba haciendo lo mejor para su país.
Ahora, no lo culpemos de lo que hicimos nosotros con su legado. Él lo intentó. Y les digo más, su diagnóstico está vigente. No lo hemos resuelto. La historia nos lo demanda.

1 comentario:

  1. estoy en uno de los hoteles baratos los cabos por trabajo pero justo me hijo tiene que hacer un trabajo de Sarmiento.. le voy a pasar este blog, resume la informacion justa que necesita.

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